Llega la hora del té, el invitado está llamando a puerta, le recibes y se sienta.
Sobre la mesa 2 tacitas de té comprado en Londres, infusionado en una tetera con un elegante gato negro pintado a mano.
Empieza la conversación y pruebas las pequeñas palmeras y los golosos y fresados cruasanes.
"Que rico estaba todo, tendremos que repetir"